Qui totum vult, totum perdit.
Yo haré mi propio camino...
En los muebles de mi habitación, sentado con las maletas acompañándome en los talones, estaría combatiendo el sueño de una u otra forma. De momentos veía el reloj regalado por Heather, el mismo no parecía brillar, o no estaría lo suficientemente ánimado como para recordar algo bueno en mi vida ( Por un rato. ) Solo anhelaba lo más que podía viajar, irme de ese lugar, que las horas pasarán rápido. Solo por aquel sitio al que me pronosticaba ir podría encontrar la paz de mi ser.
Esperé con calma a que todos en la casa de los Giaccomo se quedasen dormidos para poder salir, quizás engañando a los encargados y mayórdomos, de todas formas solía escaparme de madrugada y aquellos seres no siempre tenían la dicha de devolverme más de una palabra. Quise expresar algún sentimiento de extrañeza un poco fuerte, pero no salía, simplemente no era tanto el tiempo que estaré por fuera de casa y de Hogsmeade.
Y aunque quisiera estar alejado lo más posible de todo, fui recorriendo la acera en silencio hacia una estación de Tren, pagando cómo es debido el ticket a unos de los vagones más cómodo, y qué de ser posible, estar solo para pensar. Abordándolo me fui acomodando en mi asiento designado por el ticketero, leía la botela de viaje, preparaba un café expreso en las mesas de mi frente en aquel cubículo exclusivo. La luz poco a poco fue alumbrando la ventana, el paisaje era hermoso, tanto que no me importaba quedar ciego por la luz, si eso sería lo último que vería en vida no era tan mala la idea.
En algún momento del trayecto en tren indeterminadamente quedaría dormido. Cediendo ante el baúl de mis recuerdos con ocurrencias y pensamientos erráticos, que por lo mismo seimpre me terminaban por despertar en medio de las noches y madrugadas, quizás por eso mi mirada todo el tiempo parece estar cansada.
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Desperté por el chirrido del tren deteniéndose en medio de la nada, en una parada de Tren un tanto singular a las afueras de Hogsmeade, por el medio de unas montañas pintorescas refrescada del verde y su ambiente húmedo por la lluvía y la gran nubosidad. Cuando descendí el mismo me di un enorme respiro por la tierra recién mojada por la lluvía torrencial de la madrugada que hasta el momento me daría de cuenta que hubo.
Aquello no duró mucho, tenía que volver a caminar de aquella estación de Tren, mi camino fue solamente acompañado por la grava de mis píes que me llevarían hacia el interior de un bosque, que poco a poco fue siendo oscurecido por sus árboles tan unidos y la repentina nubosidad negra con pequeñas gotas que iban colándose entre los árboles hasta fallecer sobre mi pelo ligeramente canoso. A pesar de que el ambiente parecía ser deprimente, sonreía por gusto y la cómodidad que estaría comenzando a experimentar con todo el cambio climático, acercándome cada vez más y más hacia mi destino que se fue manifestando en mi lecho de calma con unas vallas blancas que parecían perderse de mi vista por la extensión tan grande del terreno delimitado de mis abuelos.
Desde ahí, el camino largo a mi casa era una sensación tan extraña de querer llorar con felicidad arruinando mi pecho y la "Estabilidad." Que con el tiempo fui desarrollando, un collar de mi pecho regalado por ellos era lo único que comenzaría alumbrar mi camino hacia casa. Mis botas negras al igual que toda mi vestimenta desde las botas del pantalón se fueron manchando de un color más oscuro por el agua que cada vez más y más caía con fuerza, ni siquiera recordé haber empacado algún sombrero o sombrilla.
Pero por alguna extraña razón eso era una sensación que no tendría ni para qué explicar con palabras. Mi lugar seguro era éste sin duda alguna. Mi paso fue cada vez más marcado y pesado con las botas negras de un color marrón por el barro que fue pisando por el largo camino a casa.
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Adentrándome ya casi al porche fui bienvenido por los látidos de un perro Basset Hound viejo, yendo a reconocer quién carajos era el sujeto de vestimentas negras parecido al dueño del mismo con maletas en ambos lados de su cuerpo. No me asustaría por el mismo, es más, lo llamé por su nombre para arruinar la sorpresa de haber llegado a casa nuevamente. — ¡Eh Sasso, sentado! Me latió un par de veces más aquel perro que me miraría con algo de curiosidad con esa expresión tan graciosa que me daba gracia de solo verlo.
En aquel sitio no era necesario hablar el Inglés. Solo tendría que expresarme en mi lengua natal, el Italiano. — Mi pequeño Sasso. Le hablaba como si ese perro me fuera a entender de una u otra forma, diciéndole en diminutivos tiernos lo lindo que era a pesar de estar tan viejo y arrugado. — De seguro a Rhys le encantaría verte. Palmeé la cabeza del perro un par de veces, jalándolo ligeramente de las orejas tan grandes para posteriormente comenzar a ingresar por aquel porche al interior de esa cálida casa con olores de lo más familiares y gustosos para mí, exclamando de una forma alegre que ni mis amigos más íntimos pudieron haber escuchado de mí. — ¡Abuelos, ya llegué! Una pequeña señora blanca y de lo más canosa con un vestido floreado fue la que más gritó al verme de píe en la entrada de su casa, posteriormente acercándose con gatos entre las piernas hacia mí para abrazarme, cediendo simplemente ante aquella sensación maternal que me dejaba derretido de una u otra forma con aquella, seguidamente sintiendo un par de brazos más en un costado de mi cuerpo con el cuerpo de mi abuela. Se trataba de aquel señor que me enseñó todo lo que sé en mis quince años de edad, nada más ni nada menos que mi abuelo Rómulo.
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Luego de aquel encuentro tan dulce que me provocaría una especie de diábetes, opté por dejar mis maletas, sabia que esos viejos las guardarían e inclusive rebuscarían en aquellas cosas, solo logré tomar de las maletas mi cámara, quería enviarles a mis amigos mis "pequeñas vacaciones." En mi lugar seguro, fui caminando, dejando colgar por una bandolera pequeña la cámara sobre mi cuello y pecho, estaría yendo hacia el cuarto de un par de tortolitos que no veía desde que tenían 6 años, fui ingresándome en aquel cuarto en silencio, notaría a ambos bien dormidos, por alguna razón aquel sentimiento fraternal que me salía con Drake, crecía por montones al verlos a ellos.
— Hola, pequeñitos. Fue lo único que logré comentar en un pequeño susurro casi mudo, estarían durmiendo de una forma pesada, no quería perturbarles tanto el sueño, solo me senté en la orilla de aquella cama tan cómoda y cálida, para simplemente depositarles un beso a cada uno en sus mejillas de forma suave, acomodándoles de nuevo a ambos por iguales sus respectivas sábanas con las que pasaban el frío de la lluvia.
El sueño por haber estado casi todo el día caminando me invadió por completo en aquel momento que me senté en sus camas, me levantaría de la cama nuevamente, anduve por los pasillos de aquella casa para ir hacia lo que antes era mi cuarto, abrí la puerta, todo estaba cómo lo dejé anteriormente, mis maletas estarían ordenadas en un lado de la misma y Sasso durmiendo en la parte superior de mi cama con las almohadas. No pude resistirme más, verlo a él dormido me daba envidia y un ataque de ternura tan fuerte que solo me acosté tirándome a la cama, quitándome los zapatos con los talones, acomodándome con Sasso, reconciliando el sueño cómo nunca antes lo habría hecho. Todo lo que quería en aquel momento era no despertarme más y solo disfrutar aquellos días en paz.
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- Nombre ON / OFF : Andrea Di Giaccomo. | Kwertz.
- Permisos de personaje ; Ma'belle Di Giaccomo | Lirya. ( Pruebas adjuntas al final. )
- Intención de la historia ; Por esta trama hecha y escrita por mi persona manifiesto el poder dar paso hacia el próximo integrante de la familia Di Giaccomo, la hermana menor de Andrea, Ma'belle Evangeline Di Giaccomo.
- Quisiera a su vez tener una pasiva que me haga desarrollar un afecto fraternal/paternal por los hermanos de Andrea, pudiendo así sentir si éstos están mal o si están cerca de mi personaje a cierta distancia de bloques.
- Poder darle el apellido a Ma'belle de manera válida por los registros.
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